Un tipo viv�a obsesionado con su plantaci�n de naranjos y todos los d�as inventariaba �rbol por �rbol. Un d�a, en su inventario diario, le hizo falta una naranja, as� que el hombre fue a revisar todos los libros de inventario y confirm� que efectivamente le hac�a falta una naranja. No le dio m�s importancia pero al otro d�a le hizo falta otra naranja y as� durante toda la semana. Al final de semana el hombre estaba muy molesto y se dijo:
“Aqu� alguien me est� robando”.
Esa misma noche sac� su escopeta y esper� al ladr�n subido en uno de los �rboles. En la madrugada ve una sombra que se escabulle por entre los �rboles y se dice:
“Aqu� est� ese maldito, le lleg� su hora”.
En eso, el ladr�n subi� en el mismo �rbol en el que estaba el due�o de las naranjas. Entonces, cuando pas� cerca de �l le agarr� los test�culos y se los apret� lo m�s duro que pudo preguntando:
“�Qui�n eres?”
Y el ratero, paralizado del dolors�lo atinaba a decir:
“Mmhhhhhmmh”.
El propietario volvi� a preguntar al tiempo que apretaba m�s fuerte:
“�Qui�n eres?”
Y ladr�n s�lo dec�a:
“Mmmhhhhmmmm…”
El due�o, enfurecido, apret� con mucho m�s fuerza, jal�ndolos hacia la derecha, la izquierda, para arriba, para abajo, y pregunt� otra vez:
“�Qui�n eres?”
Entonces, el ladr�n, sacando fuerza de donde pudo, exclam�:
“��Mmmiguel eell mmmudo!!”