Una pandilla de violadores se mete a un convento a punta de metralleta.
El jefe de los delincuentes ordena a gritos que se re�nan todas las religiosas y vocifera:
“Ahora si, carajo, nos vamos a coger a todas. �A todas!”
La superiora sale en defensa de las religiosas diciendo: “�No, eso no �Por favor! �Nuestras reglas no nos lo permiten!”
“Est� bien”; responde el violador, “entonces regresamos la pr�xima semana”.