Una ara�a estuvo toda la ma�ana ech�ndose perfume. Por la tarde segu�a ech�ndose perfume y toda la noche continu� igual. En eso se acerca otra ara�a y le pregunta intrigada:
“Eh, t�, �por qu� todo el d�a has estado unt�ndote loci�n?”
“Por si las moscas…”