Se trata de un hombre al cual se le ha muerto la mujer. El hombre, despu�s de avisar a familiares y amigos, la lleva a que la cambien para velarla. Repentinamente, se le cae a la finada la peluca que llevaba puesta y el marido, apurado, intenta pon�rsela, pero ya se hac�a tarde y llegaban los familiares al velatorio.
El sujeto le dice al encargado de la funeraria que le ponga la peluca, ya que ella no quer�a que nadie se enterara que la usaba, solamente lo sab�an ella y �l. Le pide que de cualquier forma le coloque la peluca, pero que quedara bien, mientras �l entreten�a a los familiares y amigos.
Al rato, vuelve el marido, se acerca al caj�n, llora al lado de su mujer y disimuladamente tira de la peluca para ver si estaba bien colocada.
El tipo queda satisfecho y se retira de ah� y se acerca al responsable, y en voz baja le pregunta cu�nto le va a cobrar.
“�Qu� le voy a cobrar por dos clavitos!”, le responde el encargado.