Pepito se acerca a su padre con las calificaciones de la escuela en la mano:
“Aqu� est�n las calificaciones, pap�”.
El progenitor las revisa y exclama sorprendido:
“�No puede ser, Pepito, son puros cincos! �Esto amerita una golpiza!”
“�S�, pap�, yo s� donde vive la maestra!”