Est�n dos viejitos en una fr�a noche de invierno en su cama.
De repente el viejito despierta a la viejita que estaba durmiendo agradable y placenteramente, y con aire p�caro le dice:
“�VIEJITA! �NOS ECHAMOS UNO?”
La viejita le dice: “Si, viejito, pero que sea rapid�n. y se tapan y ah� imag�nense: s�banas arriba y s�banas abajo, cama rechinando. Terminan el “rapid�n” y el viejito, un poco cansado, le dice:
“�VIEJITA! �NOS ECHAMOS OTRO?”
“Los que tu quieras mi vida.”
Se oyen otra vez sonidos guturales, rechinidos m�s duros, cristales rotos. Cuando termina el segundo, el viejito un poco m�s cansad�n le dice: “�VIEJITA! �NOS ECHAMOS OTRO?”
“Los que quieras te aguanto mi rey.”
Y es la misma historia. Y as� llegan al SEPTIMO, ya el viejito sacando la lengua y la viejita morada. El viejito le pregunta: “VIEJITA �NOS ECHAMOS UNO MAS? solamente para irnos a dormir.”
Y la viejjita le contesta:
“YA NO, VIEJITO, TU TE LOS ECHAS BIEN APESTOSOS.”