En la Habana, en una

En la Habana, en una parada de autob�s todos estaban desesperados porque no hab�a llegado el autob�s. Cuando por fin lleg�, todos desesperados se aventaron por querer subirse. Un negrito chaparro quedo atr�s de una se�ora gordotota que llevaba una bolsa llena de cachivaches; cuando �sta se atora, el moreno, desesperado, la agarra del trasero y la empuja. La mujer se encabrona y empieza a golpear al pobre negro hasta que lleg� la polic�a y, como la dama no se quer�a calmar, los llevaron con un juez:

“A ve’, mi negro, �qu� fue lo que pas�?”

“Pue’ mire, e’taba yo e’perando la guagua y e’ta vieja que se sube y que no se sube y entonce’ que la agarro de las nachas…”

El magistrado interrumpe molesto:

“Oiga, mi negro, no se dice nachas se dice gl�teos”.

“Ah, bueno, e’ que yo e’taba e’perando la guagua y e’ta vieja que se sube y que no se sube. Entonce’ yo que la agarro de las pompas…”

El juez vuelve a interrumpir:

“Oiga, mi negro, que no se dice pompas se dice gl�teos…”

E’ta bien, e’ta bien. Yo e’taba e’perando la guagua y e’ta vieja que se sube y que no se sube. Entonce’…”

El tipo se queda pensando y le pregunta al juez:

“Oiga, se�or juez, �c�mo me dijo que se llamaba el culo de e’ta vieja?”

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