Dos amigas que no se hab�an visto en mucho tiempo decidieron encontrarse para comer. En la sobremesa conversaron largamente de sus respectivas vidas amorosas.
Una de ellas dijo que realmente no hab�a nadie especial en su vida.
La segunda, por el contrario, estaba entusiasmada con el nuevo hombre que hab�a encontrado. “Es perfecto. Es guapo, y anoche cuando salimos a cenar, me dijo las tres palabritas que hab�a estado esperando escuchar de un hombre toda la vida.”
“Te dijo �Quieres casarte conmigo?”
“�No, c�mo crees! Me dijo: Yo pago todo.”