Como siempre, en la comida del domingo estaba el abuelo reunido con toda su descendencia. Al terminar los alimentos, ya en la sobremesa, sus nietos le pidieron que contara una de sus an�cdotas y �ste acept�:
“Les contar�… Estaba yo en la selva tratando de cazar alguna fiera; en eso, me abro paso entre la maleza y, de repente, me encuentro con un le�n cerca de m�, tan cerca, que sent�a yo sus pelos en la cara…”
En eso, suena el tel�fono. El viejo se levanta a contestar:
“S�, claro, nos vemos ma�ana, adi�s”. Y cuelga.
Al regresar a la mesa les pregunta a sus nietecitos:
“�En qu� me qued�?”
“En que ten�as los pelos en la cara, abuelo”, responden a coro los nietos.
“�Ah, s�!”, responde el anciano y prosigue:
“Y entonces que le agarro su cinturita…”