Incurable Disease

A guy goes to the doctor and the doctor tells him, “I have some very bad news for you. I’m afraid that you’re afflicted with a fatal and incurable disease.”So the guy asks, “Well isn’t there ANYTHING I can do, doc?””Hmmm… maybe you should go to a spa and start taking daily mud baths.” The doctor tells the patient.”Mud baths? Will that help me, doc?””Probably not… but at least you’ll get used to being covered in dirt!”

Pepe Sierra, un gaucho del

Pepe Sierra, un gaucho del norte argentino, se encontraba en su casa descansando despu�s de un arduo d�a de trabajo, sentado en su sill�n favorito y mirando un divertido programa de televisi�n.

De pronto, Pepe Sierra se encuentra en un lugar desconocido, lleno de luz y bruma, y ante una puerta de gigantes proporciones; no le queda otra opci�n que golpearla, y al hacerlo, un se�or de blanca barba le pregunta:

“�S�, hijo? �Qu� deseas?”

“Soy Pepe Sierra, estaba descansando en mi casa y de pronto aparezco aqu�: no tengo idea de lo que pasa”.

El misterioso se�or le explica que �l era San Pedro, que hab�a tenido la mejor de las muertes y que se encontraba ante las puertas del cielo.

San Pedro le pregunta su nombre. Al revisar el gran libro de admisiones, le explica que no est� registrado para ingresar al cielo y que deber�a estar en el purgatorio.

“�Yo, Pepe Sierra en el purgatorio? Si siempre fui un buen padre, un buen marido, un buen hijo, �c�mo puede ser posible?”

“Bueno, hijo, puede haber alg�n error, t� sabes, s�lo el jefe es perfecto. �Por qu� no vas y averiguas?”

Pepe Sierra, se encuentra nuevamente en un lugar extra�o, ante otra puerta gigante y amarillenta; al golpearla, un extra�o se�or la da la bienvenida al purgatorio al preguntar:

“�S�, hijo? �Qu� deseas?”

“Soy Pepe Sierra, estaba descansando en mi casa y de pronto aparec� en el cielo. Ah� me dijeron que no estaba registrado y me mandaron aqu�, al purgatorio”.

Tras revisar su nombre en el gran libro de admisiones, le informa que no est� registrado para ingresar al purgatorio y que debe irse al infierno.

“�Yo, Pepe Sierra en el infierno? Si siempre fui un buen padre, un buen marido, un buen hijo, �c�mo puede ser posible?”

“Bueno, hijo, puede haber alg�n error, t� sabes, s�lo el jefe es perfecto. �Por qu� no vas y averiguas?”

La entrada al infierno result� ser un lugar bastante c�lido. La decoraci�n de color rojiza, con m�sica ambiental y toda la cosa.

El diablo, al presentarse, le pregunta el objeto de su visita:

“Soy Pepe Sierra, estaba descansando en mi casa y de pronto aparec� en el cielo. Ah� me dijeron que no estaba registrado y me mandaron al purgatorio, donde tampoco estaba registrado, y aqu� estoy”.

“Bien, hijo, �c�mo dijiste que te llamas? A ver, s�, efectivamente, aqu� estas registrado. bueno, pasa”.

“�Yo, Pepe Sierra en el infierno? Si siempre fui un buen padre, un buen marido, un buen hijo… ya pues, don diablo, una manita”.

“Mira, hijo, a veces hay errores, y como no tengo antecedentes en contra tuya, voy a darte una oportunidad m�s: te voy a reencarnar”.

Al revisar un pergamino, comunica a Pepe Sierra que �nicamente quedan dos opciones para su reencarnaci�n: sapo o gallina.

“Mmm, en sapo, todo el d�a mojado, en el barro, comiendo moscas. No, eso no es para m�. A ver, en gallina, todo en d�a echado, descansando, comiendo ma�z, un mont�n de �atas alrededor… s�, quiero ser gallina”.

Sin objetar, y antes de que Pepe Sierra terminare de pensar (buen tipo este don diablo), se encontr� en un gallinero.

No pasaron ni dos minutos, cuando un gran gallo se aproxim� a Pepe Sierra para darle la bienvenida y explicarle sus obligaciones:

“Mira, Pepe Sierra, este es tu corral, no tienes otra obligaci�n que poner 10 huevos cada 24 horas, si no los pones: huuuu, haaaa, toma, toma, huuu (con gestos y todo), y eso dueeeele”.

“�Yo, Pepe Sierra, huuuu, haaaa, toma, toma, huuu, contigo? �Est�s loco, si yo soy todo un machote, 10 huevos no son nada para Pepe Sierra!”

Al d�a siguiente, cuando hab�an transcurrido 10 horas, Pepe Sierra despierta temprano y se da cuenta que ya hab�a puesto un huevo, y sin realizar esfuerzo alguno, lo que le lleva a despreocuparse al extremo.

A las doce en punto, con dos huevos ya en su haber, ve que el gallo se le acerca, lo levanta con una sola ala y revisa su logro:

“Bueno, Pepe Sierra, te quedan 10 horas; has puesto 3 huevos, te faltan 7 m�s, no los pones: huuuu, haaaa, toma, toma, huuu (con gestos y todo), y eso dueeeele”.

“�Yo, Pepe Sierra, huuuu, haaaa, toma, toma, huuu, contigo? �Est�s loco, si yo soy todo un machote, 7 huevos no son nada para Pepe Sierra!”

Pasaron 7 horas m�s, y Pepe Sierra, despu�s de haber dormido una siesta, se da cuenta que tan s�lo hab�a puesto 3 huevos m�s. Le pone empe�o y mucho esfuerzo y despu�s de una hora m�s, logro poner otro huevo. Le faltaban 3 y estaba exhausto.

Cuando hab�an pasado 23 horas, el gallo se acerca a Pepe Sierra lo levanta y verifica que nada m�s hab�a puesto 8 huevos, y le advierte:

“Bueno, Pepe Sierra, te queda 1 hora; has puesto 8 huevos, te faltan 2 m�s, no los pones: huuuu, haaaa, toma, toma, huuu (con gestos y todo), y eso dueeeele”.

“�Yo, Pepe Sierra, huuuu, haaaa, toma, toma, huuu, contigo? �Est�s loco, si yo soy todo un machote, 2 huevos no son nada para Pepe Sierra!”

Faltando 5 minutos para que se cumplieran las 24 horas, nos encontramos con un Pepe Sierra hecho pelotas, sudando y pujando. En eso ve una enorme sombra aproxim�ndose por debajo de la puerta. Pepe Sierra comienza a pujar con toda su alma y, como el mayor placer de su vida, siente como algo brota de entre sus entra�as: �s�, puso el noveno huevo!

�Pam!, ve al gallo abrir la puerta vestido de cuero negro, con un l�tigo en el ala derecha. Sadomasoquista el gallo.

Mientras el gallo se acerca, Pepe Sierra, hace el mayor esfuerzo de su vida: puja, puja, puja. Repentinamente, siente que algo brota, algo est� saliendo, le pone m�s empe�o, s�, s�, est� saliendo, lo siente calientito, siente que est� brotando, m�s fuerza, m�s fuerza, s�, s����, �s����! Y en ese incre�ble instante, una voz retumba en su cabeza y un empuj�n lo saca de su �xtasis:

“�Pepe, Pepe, despierta, te est�s cagando!”

Nothing to worry about

While cruising at 40,000 feet, the airplane shuddered and Mr. Benson looked out the window. ‘Good lord!’ he screamed, ‘one of the engines just blew up!’ Other passengers left their seats and came running over; suddenly the aircraft was rocked by a second blast as yet another engine exploded on the other side. The passengers were in a panic now, and even the stewardesses couldn’t maintain order. Just then, standing tall and smiling confidently, the pilot strode from the cockpit and assured everyone that there was nothing to worry about. His words and his demeanor seemed made most of the passengers feel better, and they sat down as the pilot calmly walked to the door of the aircraft. There, he grabbed several packages from under the seats and began handing them to the flight attendants. Each crew member attached the package to their backs. ‘Say,’ spoke up an alert passenger, ‘aren’t those parachutes?’ The pilot said they were. The passenger went on, ‘But I thought you said there was nothing to worry about?’ ‘There isn’t,’ replied the pilot as a third engine exploded. ‘We’re going to get help.’

When God Gave out Brains

When God gave out brains
i thought he said trains,
and i missed mine.

when God gave out looks,
i thought he said books,
and i didnt want any.

when God gave out Noses,
i thought he said roses,
and i asked for a red one.

when God gave out legs.
i thought he said kegs,
and i ordered two fat ones

when God gave out ears,
i thought he said beers
and i ordered two long ones.

when God gave out chins
i thought he said gins,
and i ordered a double

when God gave out heads,
i thought he said beds,
and i asked for a soft one
Gee, am I a mess!!