Llega una se�ora forastera a la panificadora del pueblo y, al ver a un panadero trabajar, se horroriza y corre a acusarlo con el due�o:
“�C�mo es posible tanta asquerosidad! Ese panadero de all�, el que est� todo sudoroso, para ponerle el chipotito a los bisquets se los pone contra el ombligo. �Si hubiera visto usted semejante barbaridad!”
“Uy, se�o, ust� ni aguanta nada. �Lo viera haci�ndole el agujero a las donas!”