El vendedor de helados regresa muy cansado a su casa y entrega a su esposa el dinero que recaud� en el d�a. La esposa ve el dinero y dice: “Con este dinero nos vamos a morir de hambre. Te apuesto que yo ma�ana reuno mucho m�s.”
Al dia siguiente muy temprano la se�ora sale a la calle con la carretilla de los helados.
Por la noche, la se�ora llega con una gran cantidad de dinero y el se�or asombrado le dice:
“�C�mo le hiciste? �Se ve que vendiste una buena cantidad de helado!
Y la se�ora le responde:
“Pues de lado, boca arriba, boca abajo…”